Última actualización el 9 de junio de 2024 a las 06:58
Era una noche estrellada de sábado festival en Aranda. Sonorama 2023 discurría con normalidad, sin grandes noticias ni novedades y cumpliendo con el cartel anunciado, cuando el dúo aragonés Amaral, conformado por Eva Amaral y Juan Aguirre, subió al escenario Ribera del Duero para ofrecer no solo un concierto, sino una declaración inolvidable. Había muchas ganas de ver a los aragoneses, dado que era uno de sus primeros conciertos en mucho tiempo. El concierto era especial y un homenaje para la banda. Recorría los 25 años de carrera musical del dúo, incluyendo la presentación de un nuevo tema de su próximo álbum. Fue un concierto especial a petición de Javier Ajenjo, director de Sonorama Ribera, y como recalcó Juan Aguirre, fue una noche en la que parecía que podían «salir volando».
Y esa noche, ese concierto, ese homenaje, años se convirtió en mucho más. Se transformó en un hálito de liberación cuando Eva, en un acto de audacia y solidaridad, cantó «Revolución» a pecho descubierto, reivindicando «la dignidad de nuestra desnudez».
Esta poderosa manifestación artística de Eva, mostrando libremente sus pechos, fue un homenaje no solo a la libertad femenina, sino también a otras artistas como Rocío Saiz, Rigoberta Bandini, Zahara y Bebe, que han enfrentado situaciones similares. El público de Sonorama, más de 35.000 almas, presenció un gesto que se grabaría en la memoria colectiva del festival y que se convertiría en un símbolo de fortaleza y dignidad femenina.
Una declaración de valores
Aquella noche del 12 de agosto de 2023 quedará marcada como un momento para la Historia de Sonorama y punto de inflexión en la trayectoria de Amaral. Más que una actuación musical, fue una proclamación de valores, una voz de apoyo resonando por encima del silencio que a menudo envuelve las luchas sociales. El compromiso de Eva Amaral con sus valores se hizo patente, no solo con sus palabras, sino con su disposición a ponerse en primera línea de la defensa de estos.
Como era de esperar, la noticia corrió como la pólvora y fue portada de la mayoría de medios nacionales en los días siguientes. La respuesta de la comunidad fue inmediata y conmovedora. Rocío Saiz, a quien Amaral explícitamente apoyaba, expresó su gratitud a través de las redes sociales, revelando la profunda conexión y el respeto mutuo entre compañeras de gremio. Las redes sociales se inundaron de mensajes de apoyo y el incidente se convirtió en un llamado a la acción y la solidaridad entre artistas y público por igual.
La actuación de Amaral en Sonorama Ribera no fue solo un acto de protesta, sino una afirmación de vida y arte entrelazados, y quedará registrado en los anales del festival como uno de esos «Momentos para la historia». Amaral demostró que un gesto, una canción, una noche, pueden contribuir a la eterna búsqueda de un mundo más justo y equitativo.
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